viernes, 11 de junio de 2021

La era del espanto

 

Amo y desamo

practico el piano

leo libros, asisto al cine

como un buen ciudadano

como las meretrices

mis efectos no son

las Memorias de Adriano

el morir destinado

a estirpes de esperanza

el vivir condenado

al azar y al fracaso

de la era del espanto

 

cuento y descuento

repito con la lengua

lo que con anteojos veo

o con un parpadeo

desaparecerá:

los ovnis, el sida

el estilo de vida

de algún rico y famoso

del mendigo y sus piojos

el mendrugo de pan

pecan Eva y Adán

ante los telediarios

 

no te sientas mal, hermano,

no te quiten de las manos

todo el amor, toda la fe

que otros días envidiamos

mientras tanto me descalzo

me perfumo los sobacos

soy de la noche, soy del candor

de la era del espanto

 

rompo y corrompo

los deseos de un pueblo:

entrar en el mundial

ganar Miss Universo

jugar a Cenicienta

comprar un coche nuevo

hablar en inglés

cantar en francés

como un extranjero

como un ser ajeno

reír sin desenfados

y llorar sin complejos

ante propios y extraños

 

canto y decanto

reviso el obituario

con la tonta esperanza

de encontrar el deceso

del sopor, de la ausencia

de la era del espanto.



(Carlos Arboleda López.  Quito, Ecuador.  1996.)





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