sábado, 31 de julio de 2010

avb (hard)

Animula, vagula, blandula
Hospes comesque corporis 
Quae nunc abibis in loca 
Palidula, rigida, nudula, 
Nec, ut soles, dabis iocos.
 
Emperador Adriano. 
Citado por Marguerite Yourcenar. Memoires d'Hadrien. 
Citado por Michel Tournier. Le miroir des idées.




(Instrumental).


(Carlos Arboleda López.  Quito, Ecuador.  2006.)






Para escuchar una versión del tema, haz clic aquí.







Il cuore


Con sus ventrículos y callos 
con sus diástoles y sus uñas crecidas 
con colesterol, con coles 
con sus jardines comprimidos 
con su correspondencia inatendida 
con su futuro silencio 
con sus pasados sordos 
con sus orejas puntiagudas 
con sus trigos calcinados
con su alegría de funámbulo 
con su vocación de trapecio 
con su temor de silla coja 
con su esperanza de viuda 
con sus métricas jaurías 
con enjauladas vecindades 
aún me espera 
aún le espero 

y sin embargo se mueve 
y sin empeño le estorbo. 


(Carlos Arboleda López. Luxemburgo. 1998.)

La doble moral


Estoy harto de hacer 

canciones redonditas para ti 

yo no soy Cole Porter 

tampoco te quise mentir 

si te gusta resolver 

puedes hacerlo por mí 

es muy fácil: disminuye 

resuelve, ahora aumenta 

resuelve y a la cuarta 

y a la cuarta y a otra cuarta 

y por fin


yo quería una canción 

más cubista, animalista 

más cercana a Monk o a Groucho Marx 

un mundo un poco más 

tirado de las mechas 

sin tanto recetario para andar


pero como tengo dueño 

y mi dueño tiene dueño 

hoy te ofrezco otra canción 

redondita, cuadradita 

sin problemas, sin conquistas 

una canción como todas 

las que oí.


(Carlos Arboleda López. Luxemburgo. 1998.)


viernes, 30 de julio de 2010

Constatación

Bajo el Pont Adolphe 
mi sombra se ahoga en el río 
pintando un precario Modigliani. 
Solamente temo ser yo 
quien ha sido arrojado por mi sombra, 
caído a contrapelo hacia esta plataforma, 
500 metros escupido hacia el cielo 
(25 arcos 25 
observan tambalear 
la mismísima metafísica 
en su pleno ejercicio 
del columpio y el trapecio). 


(Carlos Arboleda López.  Luxemburgo. 1998.)


Constatación / 2

Heme aquí 
patafísico de mí 
neurótico de mí 
misántropo de mí 
paralítico de mí 
apóstol de mí 
camarada de mí 
asesino de mí 
sol y luna de mí 
meandro de mí 
costal al hombro de mí 
heraldo de mí 
cantando al unísono conmigo 
polirritmias de mí 
venciendo los registros de mí 
para conmigo mismo armar mil coros 
imposiblemente amnésicos de mí 
cargado bipolarmente de mí 
cansado pendularmente de mí 
de las euforias e ímpetus de mí 
de los plafones y las ínfulas de mí 
de los sifones y las pulpas de mí 
de las efes de mí 
más de mí que si yo fuera mío 

huérfano de mí 
antropófago de mí 
sombra y arena de mí 
agotado y comprendido de/en mí 
avalancha de mí 
espectador de mí 
paranótropo de mí 
huevonsísimo de mí 
hermosísimo de mí 
más mío que estos pies que recorrieron 
canales y callejas, 
estaciones y controles 
más mío que estas manos y pellejos 
que recorrieron más manos y pellejos 
pelambres de fuego, tóraces de agua 
heme aquí irremediable taza contra el suelo de mí 
buscando juntarse como si fuera 
en mí, para mí, contra mí 
hic et nunc de mí 
más de mí que si yo fuera mío 
y de mí. 



(Carlos Arboleda López. Bertrange, Luxemburgo. 1998.)


Constatación / 3


Bastará un parpadeo: 
soy la pestaña en la córnea, 
eclipso la mirada de los dioses. 


(Carlos Arboleda López. Madrid, España. 2000.)


Poema de amor


Ubú
.......hubo hasta en las medias
roc 
......se vistió de rock
y Nietzsche
...................limpió un nicho en mí 
los estudios ...
................. .imperativos como son
.............      (¿es-tu-dios?) ........
.....................................    .fueron religión 
  y el ser animístico
...............................no significó
.............................................. . .ser antimístico. 
Para nomás .
....................la paranomasia 
que tu mente proceda .....
........................  .........prosódicamente 
  que haya drama .
.......................... .sin anagrama 
  que tu garganta corte .
....................................con dureza la guadaña 
  muere de una vez con mi asepsia 
........................................................en tu vereda 
  ya he cargado
.........................muerto 
  ...................................con la tuya. 



(Carlos Arboleda López. Quito, Ecuador. 1995.)


Reconocer


Lanzas flechas hacia el sol

lo quieres derribar

cielo y tierra se encontrarán

me tienes que buscar

 

el invierno te atrapará

en la sala de estar

si estas ascuas se apagarán

yo debo continuar

 

tú que me has conocido:

qué ha devenido

esta piel circunscrita en mil

los senderos distintos

pactos secretos

la  vida que no tiene fin

 

otra vez el rey carmesí

te viene a visitar

quiere tus cuentas ajustar

no vayas a flaquear

 

su dinero, sexo y poder

te intentan doblegar

de grilletes heridas son

lo tendrás que pensar

 

cada poro de ti hablará

tatuaje hecho de voz

las teselas encajarán

las tengo que ordenar.



(Carlos Arboleda López. España, Luxemburgo. 2004.)








Eme


Mientras mañana me matas 
mal mientes, muy mal 
"¿me merezco más miserias 
me merezco más?" 
manoseas muletillas 
mejores mieses 
muertes morbosas 
morbos melosos 
miel mastodonta 
mosquecina 
mantequilla 
mermelada 
miras 
miras más 
mucho más 
me marchitas 
me marchito 
marchamos mejor 
(menos mal) 
miramos mucho menos 
(más mal) 
manos 
mazos 
meteduras mentirosas 
maletas 
misas 
meretrices 
maleta 
mojigata 
muelas muñonas 
mulo 
merdre 
Magritte 
Murnau 
mirna 
mitra 
monstruo 
mostrado 
misto 
mentado.



(Carlos Arboleda López. Quito, Ecuador. 1995.)

Hombre sin huellas


Hay días en que me doy tanta lata, que recojo mis huellas de un solo bofetón al piso, las visto de naipe, las mato a la víspera. Luego las reparto indistintamente dentro de los buzones, sobre los pasos cebra, las despido en la estación, las empujo desde el puente. Las ordeno con tal arbitrariedad que yo mismo dudaría que les he puesto los ojos bizcos, las derechas sobre las izquierdas, las que vienen sobre las que van. Luego me dan pena, pobres huellas mareadas, y las regalo como aretes a los árboles, a los postes, a las barandas. 

Ya sin huellas, camino sobre la nieve, pluma sin tinta, clavo sin sonido. La gente me mira desconfiada, piensa "¿quién es este tipo que no deja huellas?, parece cosa del diablo". Pero yo me río. Sé que a los tres días exactos mis huellas llegarán con la correspondencia. O hallarán solitas el camino a casa, ya son huellas grandes que no se pierden ni se ahogan. O me escribirán desde Bruselas: "Carlos, querido, nos hemos duchado bajo el Manneken-Pis y hemos patinado en su estanque". O se acomodarán del lado correcto de árboles, postes y barandas, no conviene alborotar a perros, bicicletas y paraguas. 

Será entonces cuando nos reconciliemos y de tanto abrazo y tanta caricia les arquearé sus espalditas de gato, luego se dormirán con un ojo abierto, no vaya a darme otra vez la lata.



(Carlos Arboleda López. Bertrange, Luxemburgo. 1997.)

Hombre y tabaco


Uno aspira y aspira; se infla; luego suelta el bocanazo y el humo no se eleva, sino se sostiene náufrago en el aire; se enremolina; baja; se cuela por entre las piernas de las mujeres; se bifurca; una rama cruza el túnel en busca de nuevas empresas, la otra escala a profundidades inimaginables. Pero las mujeres no son tontas, condición evidente en su empecinado esfuerzo por querer parecerlo: han venido preparadas como bien se debe, con medias nylon reforzadas a causa y a pesar del General Invierno que ya lanza sus guiñitos, que se cuelga trapecista de los oídos y, disimulado alquimista, los convierte en helados repollos de vidrio y cartón. Ni bien terminas de pensar en ello, ocurre el total acabóse: te alcanza un zumbido que te perfora la calavera, ha nacido de las grietas que parcelan la plaza, te ha escalado entero. Ya lo demás es previsible: al saberte presa de la disgregación -cuántas veces la esperaste-, compruebas que es inútil resistirse; tus moléculas se excitan como pezones de quinceañera y casi quieren perderse y separarse con una euforia que desquiciaría a los mismos físicos, más aún, a los músicos; vibras. Entonces, llega el turno de las metamorfosis: convertirte en humo, en estela abriendo los brazos; besar en las mejillas a un niño que corre perseguido por su sombra y su bufanda; cantar una nota aguda al oído de una muchacha concentrada en dibujar una catedral, descentrarla; compartir el vuelo de las palomas, confeti militar a contrapelo -¿cómo es que no se estrellan, cómo?-; mirarte reflejado y de cabeza en la cuchara junto a un tipo de piedra y arrugado; ser olor, entrar a golpes por las fosas, resbalar por la pituitaria y escapar entre los dientes de una dama encopetada; curiosear; intentar traspasar la funda plástica, tesoro secreto, del viejo vagabundo que frente al Hôtel de Ville; barrer el lomo de un león verde; disgregarte un poco más; tomar altura; superar la tropósfera con la esperanza de llegar al otro lado del océano, a una recámara donde una mujer relee cartas mientras ríe y llora al mismo tiempo y desliza una mano por la cabellera y las mejillas de fuego zanahoria. Del olor, pasar a ser calor, pelo y rabo de cometa, remolino huidizo; dividirte en partículas cada vez más diminutas, por única ocasión complacerte en existir en más un espacio simultáneamente, como algunos dioses hindúes; atravesar los límites del tiempo, ese otro tabaco; acariciar la última succión mientras contemplas la plaza por última vez: una multitud que se apiña en torno a tus ropas caídas y vacías, a las cenizas sobre una banca de madera, a un libro desplomado, letra inerte con una fotografía en medio -belleza de funda plástica-, a la hojarasca que con el viento, gritos y desorden y estupor y gente chocando. Escuchar, por fin, la aspiración de tu último fragmento hacia el incomprensible pulmón del cielo, del cosmos roncando panza arriba.


(Carlos Arboleda López. Luxemburgo, diciembre de 1997.) 


jueves, 29 de julio de 2010

Trino

i.

Esas caras de ciudad 
se desmoronan como pétalos de flor marchita
a cada rostro individual
no le preocupa nada más que ver su propia prisa

 siento surgir junto a mí
una cárcel de ansiedad
el cuerpo de la soledad
y de este lado del cristal
la rutina baila una vez más

sobre mis huesos y mi altar

 yo siempre quise salir de aquí
hoy sé que puedo acercarme a ti
yo sólo quiero sobrevivir
quiero decirte que estoy aquí


 y me pregunto qué será de mi amor
si estará cerca o lejos
o justo en el medio, en el cristal

ya nada podrá advertir
ya nada podrá evitar
que este karma se caiga en trizas
que no vaya marcha atrás

ii.

(instrumental)

iii.

Las luces sacuden mi cuerpo y mi mente
las luces sacuden mi mal
la jaula va abriéndose tan fácilmente 
la jaula va quedando atrás
no hay nada que puedas decir, yo voy a volver
no hay nada que puedas hacer
soy como la luna yo siempre te seguiré
soy como un espejo o una cámara
afuera la gente no sabe ni dónde está
afuera la gente se va

dentro de las casas los padres lloran demás
dentro de las casas no hay paz

 y es como ayer
es como el día que quisiste volver
y es igual que ayer
es como el día en que quisiste ver, saber
que esas caras de ciudad
se desmoronan como pétalos de flor marchita

que a cada rostro individual
no le preocupa nada más que ver su propia prisa

 yo siempre quise salir de aquí
hoy sé que puedo acercarme a ti.




(Carlos Arboleda López. Quito, 1992.)




Alakamanda


(Instrumental)



(Carlos Arboleda López. Quito, Ecuador. 2008.)



Para escuchar una versión del tema, haz clic aquí.






miércoles, 28 de julio de 2010

Solo es camino


Caminando frente al sol

caminando un corazón

danza su tiempo de timbal

dónde hallará

si está perdido

 

los puños contra la mesa

sea polvo, sea gloria

solo resta caminar hasta encontrar

algún sentido

 

caminando ríe un dios

caminando la razón

busca una forma de sanar

cómo lograr

sin un indicio

 

una vuelta más de tuerca

a la rueda del destino,

solo resta continuar

persiguiendo su latido

 

parado al borde del abismo

en equilibrio sobre un grito

ya contra el fuego en su batalla

termina por ganar el agua

 

esta agonía de los siglos

este desfile de los signos

no es el ayer no es el mañana

no es un espejo o una ventana

solo es camino.


(Carlos Arboleda López. Bascharage, Luxemburgo. 2005.)







domingo, 25 de julio de 2010

Betty Blue


Ella se desviste otra vez
y tiene ganas de mirar al cielo
ella quiere verlo muy bien
dejar los trapos y vivir de un sueño
pero yo
yo no puedo hacer nada
los cristales no cambian el cielo
yo no quiero morir otra vez
sin tu amor

él no se acomoda los pies
no necesita nada más que un cuaderno
para no perderse otra vez
selló sus dientes
y se fue con los vientos
pero yo
yo no puedo hacer nada
mi delirio no es como la niebla
yo no quiero morir otra vez
sin tu amor

Betty Blue
las noches son amor
una luz, un gato, una canción
Betty Blue
ven léeme, cógeme, escúchame
cuánto anhelo cerrar el piano
y abrir el gas

sé que no te sientes muy bien
pero la vida es solamente eso:
pintarse la cara otra vez
cortarse el pelo
echar un ojo a los perros
pero yo
yo lo puedo hacer todo
compartir voces en tu cabeza
yo no quiero morir otra vez
sin tu amor.



  (Carlos Arboleda López. Quito, Ecuador. 1993.)