miércoles, 1 de septiembre de 2010

La razón en carnada


Cuando canto algo funesto

tengo que ser honesto

no siempre estoy junto a ti

divertirte hasta los sesos

tiene que ser perverso

como una danza formal

no te hablaré, me escucharás

te tocaré y no sentirás


soy mil hombres y ninguno

figuro y desfiguro

lo que se dice de mí:

vida y plata siempre juntos

segunda ley de Newton

un simulacro insular

sólo te entregaré una flor

dispararemos a traición


de un tiempo a acá todo es un loco que ama

silencio y show afuera de la pantalla

pintarte el rostro

cortarte el pelo

volverte ciego

no quieres nada más

que calma, calma, calma, calma


cuando canto algo bonito

no es que lo necesito

yo siempre estoy junto a ti

aguantarse los pruritos

tiene que ser de esbirros

una mordaza informal

y al final me encañonarás

gritando “feliz navidad”


pasar el tiempo usando la gran sonrisa

vivir los días huecos a toda prisa

prostituirse

dejar los clavos

subir las luces

no queda nada más

que palmas, palmas, palmas, palmas


(– Hasta cuándo Padre Almeida

– Hasta la vuelta, Señor).





(Carlos Arboleda López. Quito. 1997.)









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