He aprendido a escribir sin pluma
a marchar como ciego
que ha dejado tirado
el bastón en el camino
como verdadero ciego
como músico que abandona el instrumento
para volverse música
nunca melancólico
siempre iluminado
y toda ruta
todo signo
todo medio
me son insuficientes,
unos dirán por impotencia
otros dirán por estatura
yo no diré nada.
si intento algún apoyo
todo es demagogia
todo es castración
todo es escenario.
mas si callo y me abandono
es sólo el silencio
postigo abierto al sol
o a la noche
o al relámpago
más ciertos que este timbre sin su piano
más ciertos que este piano sin sus dedos
más ciertos que estos dedos sin su pluma
más ciertos que esta pluma sin palabras.
(Carlos Arboleda López. Luxemburgo. 1998.)
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