y se fue toda la gente
y no pude controlar:
me volvieron las estacas
se encendieron las terrazas
y una oscura tempestad
y la frescura se me va
y las posturas se me van
solo tu voz se aferra más
y lo que más nos ofrecemos
es lo que no queremos dar
ahora veo tu rostro anfibio
de repente está tan tibio
siempre supo su lugar
sobre el ruido de tacones
se perciben empujones
los sudores de un volcán
la sonrisa se tropieza
con las ganas de fugar
el café que está en mis manos
y ya es hora de cerrar.
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