miércoles, 11 de agosto de 2010

Sottovoce


Confieso que todo lo que confieso 
lo confieso por tortura 
que si callo algunas cosas 
es que habitan más allá de la locura 

 soy culpable de escanciar 
y de palpar el sabor del desapego 
ya perdí todos los trenes con sus rieles 
ya no voy, tampoco llego 

 reconozco que rompí los ligamentos 
las caretas, las posturas 
que nos atan a las tristes, negras 
redes del terror y la amargura 

 ceremonias sin inicio me iniciaron 
ya no afirmo, ya no niego 
mis pellejos disecados, los postigos bien abiertos, 
no es adiós, no es hasta luego. 



  (Carlos Arboleda López. Luxemburgo, Madrid. 1998 - 2004.)

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