martes, 17 de agosto de 2010

El innombrable


De vez en cuando me destapa los oídos,
los ojos, la lengua, las falanges,
esgrime su bondad inmerecida
contra las torpes aspas de mi testa,
se infiltra, se deja comprender un poco,
carboniza las goteras
de mi fatuo entendimiento.
participo del instante del asombro,
me inicio en ceremonias sin inicio,
comulgo de su risa de agua,
intuyo que devuelvo tanto abrazo inatendido,
una niñez muy niña se apodera de mi vientre
brevísimo flash atlante,
trencito cíclope alumbrando
las huecas notas de un carrizo.
un segundo y yo soy yo,
algo más que circunstancia
y barro seco desgranando
vanos ímpetus al viento,
más que espera simple y pura.


(Carlos Arboleda López. Luxemburgo. 1998.)


No hay comentarios:

Publicar un comentario